¿Qué de dónde vengo y a dónde voy?
¿Quién lo sabe?
¿Sabe el viento donde esta el norte y dónde esta el sur?
¿Saben las olas de mareas altas y mareas bajas?
Sé que vengo de algún lugar, de algún ser, de algún principio,
De alguna ilusión que otro tuvo y materializo en mí.
Sé que voy, porque sin saber cómo, continúo eligiendo respirar,
Voy más con mis pies que con mi razón, voy como los demás,
hacia el fin, hacia el dolor, hacia la experiencia, hacia el ocaso, voy temiendo, voy huyendo, voy soñando.
¿Sabes tú de dónde vienen y a dónde van tus ilusiones?, mejor aun
¿Sabes que vienes de una ilusión?
¿Será entonces, que ilusionarse o no ilusionarse es la verdadera cuestión a responder, o será nuestra realidad tan oscura que ninguna luz la puede iluminar?.
¿Hay tipos de ilusiones?
¿Hay categorías para las ilusiones?
¿También se atrofia la ilusión cuando no la usas?
¿Van unidas la mentira y la ilusión?
¿La atracción se produce por una comunidad entre ilusiones?
¿Al igual que el amor, sufre una metamorfosis la ilusión?
¿Contiene la Utopía a la Ilusión o es al revés?
¿Si matas a la utopía se mantiene la Ilusión?
Muchas preguntas sin respuestas,
Pocas respuestas con preguntas.
Sin embargo, declaro a la frustración hija favorita de la ilusión,
Y a la ilusión madre protectora de la supervivencia.
Es entonces, por un lado ilusionarse un riesgo que cada uno decide, cómo, dónde, cuanto y con quien correr (pero los riesgos se asumen o no cuando somos conscientes de la elección). Y por otro lado sucede también:
Que los riesgos nos atropellan el cuerpo y la razón; de lo que deduzco que las ilusiones tienen bastante de emotividad y poco de razosinio.
En síntesis hay dos tipos de riesgos, dos tipos de ilusiones, las elegidas desde la razón y las impuestas por la emoción.
La consecución de una ilusión nos otorga sentido de permanencia y reproduce nuevas ilusiones.
La no consecución de una ilusión le da vida a la frustración, esa kamikase emocional que le otorga el poder entero a la desidia.
¡Ilusionarse ó no ilusionarse, esa es la cuestión!
¿Quién lo sabe?
¿Sabe el viento donde esta el norte y dónde esta el sur?
¿Saben las olas de mareas altas y mareas bajas?
Sé que vengo de algún lugar, de algún ser, de algún principio,
De alguna ilusión que otro tuvo y materializo en mí.
Sé que voy, porque sin saber cómo, continúo eligiendo respirar,
Voy más con mis pies que con mi razón, voy como los demás,
hacia el fin, hacia el dolor, hacia la experiencia, hacia el ocaso, voy temiendo, voy huyendo, voy soñando.
¿Sabes tú de dónde vienen y a dónde van tus ilusiones?, mejor aun
¿Sabes que vienes de una ilusión?
¿Será entonces, que ilusionarse o no ilusionarse es la verdadera cuestión a responder, o será nuestra realidad tan oscura que ninguna luz la puede iluminar?.
¿Hay tipos de ilusiones?
¿Hay categorías para las ilusiones?
¿También se atrofia la ilusión cuando no la usas?
¿Van unidas la mentira y la ilusión?
¿La atracción se produce por una comunidad entre ilusiones?
¿Al igual que el amor, sufre una metamorfosis la ilusión?
¿Contiene la Utopía a la Ilusión o es al revés?
¿Si matas a la utopía se mantiene la Ilusión?
Muchas preguntas sin respuestas,
Pocas respuestas con preguntas.
Sin embargo, declaro a la frustración hija favorita de la ilusión,
Y a la ilusión madre protectora de la supervivencia.
Es entonces, por un lado ilusionarse un riesgo que cada uno decide, cómo, dónde, cuanto y con quien correr (pero los riesgos se asumen o no cuando somos conscientes de la elección). Y por otro lado sucede también:
Que los riesgos nos atropellan el cuerpo y la razón; de lo que deduzco que las ilusiones tienen bastante de emotividad y poco de razosinio.
En síntesis hay dos tipos de riesgos, dos tipos de ilusiones, las elegidas desde la razón y las impuestas por la emoción.
La consecución de una ilusión nos otorga sentido de permanencia y reproduce nuevas ilusiones.
La no consecución de una ilusión le da vida a la frustración, esa kamikase emocional que le otorga el poder entero a la desidia.
¡Ilusionarse ó no ilusionarse, esa es la cuestión!
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