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PRISMAS

EL CUENTO DE LOS COLORES Y LA VIDA

(A quienes llenan mi vida de color) 

Aconteció en otra era de la que poco recordamos, una época de paz, de la que no se tienen fechas ni horas, medidas, ni cantidades. Sucedió en ese tiempo, en el que sólo existían  dos colores en la tierra, cuyos nombres eran Ocnalb y Orgen, ¡si!. Ocnalb y Orgen eran los colores de la vida, según se movían, su matices  podían volar hacia un lugar u otro, según salía el sol podían brillar o no,  pero entre Ocnalb y Orgen conformaban todos los tonos del universo, su capacidad de entrelazarse y mutar con el día,  permitía que toda especie gozara de una infinidad de colores. Existían innumerables especies que vivían en armonía con ellos, y eran Ocnalb y Orgen considerados  grandes sabios, ya que les permitían contemplar el espacio de una forma diferente cada día.

En aquella lejana época, la máxima vital para todos era la de la libertad, cada ser, de las diversas especies, en cada territorio, era libre de sentirse triste o feliz, alegre o nostálgico, calmado o activo, simplemente era libre de sentirse.

Las jirafas solían cantar tumbadas en los árboles, los dinosaurios se hacían cosquillas, los monos nadaban en los ríos, los elefantes hacían burbujas con sus trompas, los cocodrilos platicaban con las serpientes y los hipopótamos. Quien quería reír, reía, a quien le apetecía llorar, se le permitía, Ocanlb y Orgen matizaban el ambiente según el día, según el sol, según el aire y la lluvia, la tormenta o la tempestad, la dicha o el infortunio.

Los dragones hacían fogatas con su boca y en las noches todos se reunían alrededor de ellos a contar historias.                                                                   

Una fría noche de invierno, algo inesperado ocurrió. Sirg, hijo de Ocnalb y Orgen, quiso imponer sus reglas en toda la tierra; se dedicó a castigar a quienes lloraban, encerró en jaulas a los pájaros, cosió con unas grandes agujas las bocas de los dragones, hizo nudos en los cuellos de las jirafas, encarceló a los dinosaurios mientras lentamente les quemaba las patas, puso fronteras por todos los lugares, entonces, las aves migratorias empezaron a morir, todos debían quedarse en el lugar en el que se encontraban.

Ocnalb y Orgen también se empezaron a apagar, y el universo entero se fue tornando opaco.  

Después del gran terremoto, el malvado Sirg lo impregno todo con su esencia, es decir el mundo entero se hizo Gris, como resultado de haber movido sus entrañas, hasta derramarlas en el mundo, y lo mismo ocurrió con sus padres, quienes se convirtieron en Blanco y Negro (Ocnalb y Orgen murieron).

Así, en el espacio se redujeron los matices a 3 simples tonos Blanco, Negro, Gris.

La vida misma de todas y todos, incluidos ríos y mares,  soles y brisas, volcanes y llanos, se fue extinguiendo lentamente, se ausentó la paleta de colores del universo, la chispa de la luz, el sonido del viento se fue callando. Al cabo de muchos años viviendo en este universo de sombras, y ya cansados de las reglas impuestas, todas las especies, decidieron hacer una gran fogata de propuestas, donde cada uno expresaría su idea sobre cómo cambiar el estado en el que se hallaban.

Tras mucho conversar, finalmente se escondió la luna y salió el sol anunciando su idea, con voz suave dijo:

-Propongo dar un rayo de mi color para que el mundo recupere la luz.

Todos se sorprendieron y recuperaron gracias a la fuerza de estas palabras la ilusión perdida.

Las mariposas, que empezaban a dormirse, de un gran aleteo se despertaron y alegremente dijeron estar de acuerdo. Así sentenciaron:

-Entregaremos colores de nuestras alas y texturas para rehabilitar a la pacha mama (más comúnmente conocida en nuestra lengua como madre tierra).

Así, cada piedra, ser, montaña, río, volcán, existente fue entregando poco a poco su tonalidad.

Al finalizar el día, el color se había dispersado por toda la tierra, hasta los más diminutos rincones del mundo habían recobrado el brillo. Blanco y Negro sonrieron con alegría y prometieron acompañar siempre a los demás colores; se pronunciaron de este modo:

-Estaremos ahí para apoyar el círculo de colores que el mundo constituye, y ofreceremos nuestra esencia para que mezclándonos, consigamos dar nuevos tonos al mundo y a los sentimientos, Gris, que se encontraba muy cerca, se acercó tímidamente, y con lágrimas en los ojos se abrazó a los demás colores mientras  hablaba:

-Yo viviré al lado de aquellos que me necesiten, más nunca invadiré el espacio de quien no me busque.

Desde entonces y hasta nuestros días, la infinidad de colores conocidos y los desconocidos por nuestros ojos, van unidos a la vida, pues cada ser existente en aquella era regaló su esencia para recuperar el color del universo.

Por lo tanto, sin colores no hay vida y sin vida no hay colores. Ya que cada miembro de la tierra recibe y entrega vida, produce y refleja color, es pues, trabajo de todos, que del mundo y de nosotros no se muera nunca el color, que no se muera la vida.

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