El cuento de ASIRI
(mi particular tributo a la esperanza de que la tristeza muera, o viva en su justa medida)
Hace muchos años, tantos que ni yo podría nombrarlos, en las viejas aguas de un gran río, por todos conocidos, habitaba un ser único; un ser de piel suave y aletas grandes, un ser agujereado por los cambios.
Esta especie era conocido como del, del era una criatura particular, triste, muy triste, no era violenta, pero no podía decirse de ella que fuera una especie feliz, solían transitar en aquel viejo río con la pausa característica de quienes se han negado toda posibilidad de vivir, quienes simplemente se dejan llevar por la corriente, quienes se mueven porque tampoco tienen la fuerza suficiente para hallar el fin, para adentrarse en él, para decidir, para optar por una ruptura con lo que no consideran una vida agradable. Los ancianos de todos aquellos pequeños poblados por los que transitaba el río, y por tanto pasaban los del, desde tiempos remotos habían transmitido, de generación en generación la incertidumbre que les producía la melancolía típica de estos animales, pues nunca se les veía divertirse de una manera especial, ni tan siquiera entre ellos mismos.
Así pues, cuando un habitante nacía en los poblados cercanos al río, se le enseñaba lo necesario sobre el arte de vivir, además de la importancia de cada especie y sus orígenes. Cuando llegaban a los del, era un día especial, porque sin saber cómo , cada niño experimentaba una increíble sensación de atracción hacia estos melancólicos seres, a pesar de la distancia que los separaba, y de las advertencias respectivas de sus maestros; los niños desarrollaban una relación de complicidad con los habitantes más respetados en el poblado; lo curioso de este respeto es que no partía del miedo, sino de esas sensaciones que interconectaban a niños y dels, en un estado de tranquilidad y tristeza.
Como los demás niños, Asiri, desde muy pequeña se pasaba los días enteros observando a los del.
En sus inicios, no se atrevía a sumergirse con ellos, pues tenía siempre presente las enseñanzas de sus maestros, pero poco a poco con el transcurso de los años, aquellas enseñanzas se fueron confundiendo con sus deseos, y la relación se modificó, permitiéndose un acercamiento real. Asiri solía buscar un lugar tranquilo del río, donde estar sola, allí, se pasaba horas enteras, tardes incluso, a la orilla del río, sentada en una milenaria piedra con forma de tortuga, y mientras jugaba con sus pies en el agua , tocaba con sus dedos y su boca La Flauta de la juventud, ésta, era un instrumento de madera, que en su pueblo se compartía cuando los niños llegaban a los 10 años, si, decía su tradición que la flauta se le daba al niño en su décimo cumpleaños, y a su vez, este lo entregaría al siguiente, era llamada la flauta de la juventud, porque consideraban que era el año en que el niño comprendería la vida en su máximo esplendor.
Una tarde especial para Asiri, pues era su décimo cumpleaños, estaba en su piedra, tocando dulces melodías con su flauta de la juventud, y acompañada por los del, quienes hacían pequeños círculos a su alrededor, la miraban de aquella manera triste, con esa mirada que a Asiri le dolía profundamente, pues no podía entender el motivo de tal tristeza. Pero esa tarde ocurrió algo que cambiaría para siempre la suerte de Asiri y de esta misteriosa especie. Ella se olvidó de las reglas y se sumergió en el agua, lentamente los del, la fueron arropando, y sucedió lo que nunca antes imaginaría ningún habitante del poblado, la comunicación de tristezas se produjo, el misterio se apodero del río, el agua, las piedras, las demás especies, los del y Asiri produjeron un sonido tan melancólico que aquel atardecer todos los habitantes del poblado sin saber cómo ni porque empezaron a sentir un inmenso dolor, una tristeza profunda. Quedaron inmóviles durante una hora, sintiendo el dolor terrible de la vida, experimentando una sensación que no podían ni transmitir con sus lágrimas, era tal aquel sentimiento que el cielo que estaba azul, se fue tornando lentamente de un gris intenso, las especies de la tierra se dejaban caer una a una sobre el césped, y todos inmóviles se perdían en un dolor sin precedentes en la faz de la tierra. Esa hora, que Asiri estuvo allí en comunión con los del, fue una celebración del dolor en su máximo significado. Casi sin notarlo, de repente y muy lentamente el agua volvió a su calma, y las piedras se posaron de nuevo en el fondo, todos empezaron a recobran sus sentidos cotidianos. Los habitantes fueron llegando uno a uno al río para indagar sobre el motivo de aquella ola de tristeza que se había apoderado de ellos. Entonces en la superficie del agua empezaron a brotar símbolos que solo los habitantes de aquellos poblados podían interpretar. El más anciano de todos , tomo la mano del más joven y leyeron así para los demás habitantes:
Soy Asiri, hoy en mi décimo cumpleaños, la fuerza de la tristeza y la melancolía se han apoderado de mi más que nunca, me he dejado llevar por mis sentidos y he sido abrazada por los del, ellos me han confesado los motivos de su tristeza, y ha sido tal mi dolor que no he podido evitar transmitirlo hasta ustedes, mis maestros y amigos. Hoy, en mi décimo cumpleaños he comprendido el sentido de la vida, he comprendido que la peor muerte es la muerte por el dolor vital, es decir sentir cada día la muerte de la vida, los del me han transmitido su sabiduría, y entonces he entendido porque es su dolor tan intenso, y tan conmovedor.
Hemos hecho un trueque de sentidos, yo les he regalado mi Asiri (que en mi lengua quechua es: sonriente, sonrisa) a cambio de que ellos sonrían siempre y me lleven en su piel; las melodías de mi flauta brotarán del río, será el sonido de nuestros sentidos unidos; así que desde hoy soy una nueva habitante del río.
Cuando vean a los del, me verán a mí y entonces podrán enseñar al mundo el nacimiento de una nueva especie, cuyo nombre es: Delfín, ya que hemos puesto fin a su tristeza, mi sonrisa esta con ellos, y las generaciones venideras sabrán que los delfines, tras siglos de tristeza han podido conseguir la sonrisa, la Asiri, y entonces comprenderán como también la tristeza puede tener fin.
13 comentarios
Kangreja -
Sigue disfrutando de las sonrisas del universo!
Eliana Monsalve - Peru -
Kangreja -
Miguel Angel -
Izelneo -
Clara -
kangreja -
Me alegro que este cuento que nacio desde grandes sentimientos os pueda tocar a todos en diversas formas.
CONSUELITO -
JANETH -
Asiri -
Wilmer Espinoza -
Veronica Jacobo -
La felicidad, es sentirte bien con lo que hace y como te sientas. Por eso, si eres feliz, se feliz con tu tristeza.
Marco Puma -